¿Sabías que las expectativas que tienes con tus hijos pueden afectar directamente a su desarrollo, rendimiento y capacidades?
Figuradamente se llama Efecto Pigmalión al hecho de que las expectativas que tenemos sobre las personas, sobre nosotros mismos o situaciones, tienden a realizarse.
El efecto Pigmalión tiene su origen en un mito griego, en el que un Rey llamado Pigmalión que también era escultor se enamoró de una de sus creaciones: Una estatua a la que llamó Galatea. A tal punto llegó su pasión por la escultura que la trataba como si fuera una mujer real, como si estuviera viva, ella representaba la mujer de sus sueños.
Afrodita la diosa del amor, al ver el gran amor que éste sentía por la estatua, se compadeció de él y dio vida a Galatea haciendo realidad el ideal de Pigmalión, dice el mito que se casaron y tuvieron hijos y bueno, supongo que vivieron felices para siempre.
Metafóricamente, el Efecto Pigmalión describe el modo en que los padres, docentes y personas con vínculos afectivos pueden transferir o influir en el estilo de vida del niño, mutando sus capacidades, gustos y conductas.
Esta clase de expectativas que se depositan en el niño se le transmiten mediante el lenguaje verbal y no verbal, y expresan tanto lo que anhelamos como lo que rechazamos.
Y además, no solo aplica con nuestros hijos, aplica para uno mismo y para tu equipo de trabajo.
En este episodio te voy a hablar de este interesante concepto y sus 2 lados, el positivo, el negativo y como es que entender este concepto nos puede ayudar a mejorar nuestra autoestima y la de nuestros hijos.
Video Indefensión aprendida.
Vé lo que pasa en solo 5 minutos, ahora imagínate lo que llevamos arrastrando por años.
Cuento para reflexionar sobre el efecto de las expectativas en los demás.
Había una vez dos niños que patinaban sobre una laguna helada. Era una tarde nublada y fría, pero los pequeños jugaban sin preocupación.
De pronto, el hielo se reventó y uno de ellos cayó al agua, quedando atrapado.
El otro niño, viendo que su amigo se ahogaba bajo el hielo, cogió una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas el hielo hasta que logró romper la capa helada, agarró a su amigo y lo sacó del agua, salvando así su vida.
Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaban cómo lo hizo, pues el hielo era muy grueso y el niño no parecía contar con una fuerza extraordinaria.
– “Es imposible que lo haya podido romper con esa piedra y sus manos tan pequeñas”, afirmaban.
En ese instante apareció un anciano y dijo:
– “Yo sé cómo lo hizo”.
– “¿Cómo?”
– “No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo”.
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